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Articulo

Consejo Directivo del Colegio Profesional de Antropólogos de Lima


El Colegio Profesional de Antropólogos de Lima y el Callao, en vista de la situación actual, expresa lo siguiente:

El Perú, en estos momentos, enfrenta la pandemia por el COVID 19, con efectos críticos no solo en salud, sino, también, en los aspectos socioeconómicos, políticos, educativos y culturales.

Esta pandemia ha evidenciado la gran debilidad del sistema de salud, producto de las políticas económicas neoliberales y de corrupción masiva, que implementaron gobiernos anteriores; los mismos que no priorizaron la política de salud, por lo que nos encontramos ante la carencia de hospitales, a nivel nacional, y los pocos que existen no tienen equipamiento, ni personal suficiente, proporcionando una pésima atención a los enfermos. Se suma a ello la inoperancia de una política de prevención.

El actual gobierno, dispuso una serie de medidas para mellar el impacto del coronavirus; sin embargo, lo que tenemos a la vista es el crecimiento del número de muertos e infectados, debido a medidas parciales y a que gran parte de la población, que debía acatar esas medidas, está en situación de pobreza y pobreza extrema, combinación nada exitosa para superar la crisis sanitaria, dado que, las familias afectadas por el hambre y la necesidad, el hacinamiento en sus viviendas, y precariedad económica, no tienen condiciones apropiadas para el aislamiento social que se ha prolongado tanto tiempo que, en vez de solución se ha convertido en factor de crisis social y económica, sin que los Gobiernos Regionales y locales tengan respuestas estratégicas para superar la crisis que ya no es solo sanitaria, sino socioeconómica e incluso cultural, evidenciándose la necesidad de que se atienda a los “otros culturales” que merecen la misma consideración, respeto e igualdad; nos referimos, fundamentalmente a los pueblos indígenas.

Esta misma situación de crisis podemos verla en el Ministerio de Cultura, que nació con serias deficiencias y políticas ajenas a nuestra realidad, olvidando que su gestión principal implica considerar a los pueblos originarios, que sufren de exclusión, segregación de sus culturas, abandono y desatención en los servicios básicos de agua, salud, educación, olvido a sus derechos de propiedad de su territorio y los recursos que manejan desde sus ancestros, y que son perjudicados por las industrias extractivas y concesiones de despojo, sin respeto a su cultura, con daños irreversibles de su ambiente natural.

Por eso mismo, denunciamos el hecho de que, en el Ministerio de Cultura, se nombren a personajes no calificados para su dirección, y se contraten a funcionarios que no están involucrados en los temas de la defensa de la cultura. Es así que, en éste Ministerio, es donde se han dado más cambios en los cargos, por escándalos y no por implementación de políticas. El Gobierno debe tener un programa que dé respuesta sobre estos hechos.

Como muestra de la nula política de conocimiento y defensa de los pueblos originarios, de parte del Ministerio de Cultura, se ha evidenciado, en esta pandemia, la muerte de muchos indígenas que mueren en su cama, porque los puestos de salud están muy lejos y los pocos que existen no tienen las condiciones mínimas para atender a los infectados por el coronavirus. Ellos no constan en las estadísticas oficiales y se los seguirá considerando como ciudadanos de segunda clase y no peruanos.

Denunciamos también la muerte del artista shipibo Glover Mori Carrrillo, de la comunidad San Francisco de Jepe. Así mismo denunciamos la muerte del Apu, Humberto Chota Laulate, presidente de la Federación Comunidades Nativas Ticunas y Yagua del Bajo Egipto, que murió en el trayecto cuando buscaban oxígeno, en varios centros de salud de la selva.

Por este aislamiento y falta de Centros de Salud, también ha muerto el presidente de las comunidades Nativas del rio Ampiyacu, Mauricio Rubio, la dirigente kukama Ilda Ahuanari; la maestra shipiba Tita Marcelina Maynas; la sabia omagua Amelia Huanaquiri, la shipiba Rosa Flores Huaya, el alcalde de Masisea Silvio Valle, el artista Fider Agustín Peña, la educadora bilingüe Delicia Mori, la curandera Victoria Vásquez, Alfredo Rojas y cientos más.

El Ministerio de Cultura tiene una deficiente información de las condiciones de vida de cada comunidad, por eso el gobierno tiene dificultad de dar el apoyo que reciben otros pobladores que están en las mismas condiciones; anteriormente opinamos que a los pobladores de estas comunidades la ayuda no debe ser en dinero, sino en alimentos de la zona que están acostumbrados a consumir.

El Ministerio de Cultura debe tener un plan de salud para estos pueblos, basado en información real, no debe estar ensayando con la vida de esta gente. Estamos de acuerdo con el comunicado del 23 de abril de los Obispos de la Amazonia: no abandonar a los indígenas.

Por esa razón llamamos la atención para que se atienda con mayor prioridad a la población indígena, pues son parte de los sectores más vulnerables del país. Y la situación crítica está en la atención de los servicios de salud, seguridad alimentaria, conectividad, servicios de agua y saneamiento.

Creemos que es importante, ajustar los protocolos de sanidad y salud en la producción, el transporte y los mercados y desarrollar programas de apoyo a la producción de autoconsumo, con el financiamiento, la asistencia técnica y el acceso a insumos para los agricultores y los productores artesanales.

El centro de la atención tiene que estar a mediano y largo plazo, con creatividad e iniciativa, buscando resolver el fondo del problema, superando la desigualdad tan largamente mantenida, buscando que la atención en los temas centrales sea prioritario: la seguridad alimentaria, apoyando la pequeña producción; el sistema de salud primaria, que brinde servicios con enfoque intercultural y, la conectividad, tanto con vías de comunicación, como con INTERNET, con todos los elementos necesarios y no sean perjudicados en su educación.

Exigimos que el Gobierno priorice las medidas que debe plantear el Ministerio de Cultura y desarrolle un combate decidido a la corrupción en el que como ciudadanía asumimos la responsabilidad de vigilancia.

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